La valija

En estos días, en todas las tapas de los diarios, podemos leer noticias sobre la valija que traía sin declararla un venezolano a nuestro país. Todo indica que el fin que tenía ese dinero era financiar la campaña de nuestra actual presidenta.

Si bien esto solo ya es bastante serio, no creo que termine ahí.

Digo esto porque, aunque la naturaleza humana no deja de sorprender, ¿cuál es la razón de ingresar clandestinamente, en efectivo, una suma de dinero, para financiar una campaña que todas las encuestas daban por ganada?

Hay sobrados ejemplos de como los hombres, cuando ejercen el poder sin mayores limitaciones, creen que todo les está permitido y terminan cometiendo errores groseros por confiarse. Pero esto me parece hasta absurdo.

Sólo una opinión.

El caballo del comisario

Días atrás un equipo de barrio logró un titulo continental.

Arsenal campeón de la Copa Sudamericana.

Mientras veía el partido pensaba quien quería que gane. Por un lado, uno piensa que está bueno que siempre gane el argentino, porque los títulos siempre dan prestigio, y sobre todo porque estamos en una época de vacas muy flacas en títulos para equipos argentinos. Pareciera que sólo Boca sabe ganar titulos fronteras afuera.

Pero por el otro lado, no quería que Arsenal gane porque "es el equipo de Grondona". Y Grondona se ha especializado en corporizar todo lo que cualquier persona de bien debe detestar. Entonces, todo lo que logra Arsenal queda bajo el manto de dudas que supone ser el caballo del comisario.

Pero es el club responsable de sus fundadores?

No se me escapa que para los permeables referees de nuestro futbol, que Don Julio sea de Sarandí tiene un peso determinante. Pero en todo el continente? Y en la final contra el América, es decir, el Boca de Mexico?

No creo que llegue a tanto.

Entonces, luego de masticar todas estas ideas mientras veia un muy buen partido de futbol me decidí a alegrarme por la victoria del equipo argentino y, en consecuencia, desde aquí, la saludo.

People are people

El sábado fuimos a ver a The Police.

Me encontré con lo que esperaba. Una banda ajustada tocando un hit atras del otro.

Pero no quiero, hoy, comentar de música.

Siempre me ha llamado la atención la predisposición que pone la gente a interactuar con el líder de la banda. Es decir, en condiciones normales, si uno escucha a otra persona gritar "Buenos Aires!" o "Argentina!", seguramente lo mirará, se preguntará que le pasa, y seguirá su camino.

Eso en un show, no pasa. Uno contesta ese grito, con otro mas fuerte en señal de agradecimiento.

Tal vez, por la buena predisposición, es que uno baja las defensas, se dispone a disfrutar y mueve los bracitos como nos piden, o funciona como parte de un coro improvisado, contestando sólo sílabas, entre otras muchas actividades que nos hacen sentir parte de lo que ocurre sobre el escenario.

Rídiculo, no? Probablemete. Sin embargo, habiendo ido a tantos shows no me cansa la imagen de la gente, exhausta, bañada por la luz, ovacionando cuando termina el último tema y los músicos saludan...